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Masajes y técnicas manuales

Mi formación de aromaterapia me lleva a un trabajo más cognitivo, casi detectivesco, en el que la mayoría del tiempo se pasa hablando, preguntando o explicando. Pero eso no quita que por mi experiencia previa en aromaterapia, me haya interesado formarme en algunas técnicas manuales que lo complementen o cubran otras necesidades.

Sí me gusta aclarar que no soy fisioterapéuta u osteópata, y cuando la necesidad de la persona de un trabajo más estructural o sus patologías previas requieren ese tipo de tratamientos, yo suelo derivar a otros profesionales. Si dudas si ese es tu caso puedo asesorarte al respecto.

Estas son las técnicas manuales que practico, algunas desde hace casi dos décadas.

Masajes con aromaterapia

Si necesitas tener más información sobre lo que es la aromaterapia, he hablado de ello aquí

Para estos masajes uso mezclas de aceites esenciales diluidas en aceites vegetales. Adapto estas mezclas no sólo al tipo de masaje y su objetivo, sino a la propia persona: su piel, sus gustos, edad, patologías previas, etc. También uso un difusor de aceites esenciales, bien con el mismo aroma, bien con otro que nos parezca más adecuado. 

Los masajes más habituales que realizo son los relajantes o de bienestar, los estéticos (anticelulítico o reafirmante con cañas), y el de piernas cansadas o de drenaje. Normalmente se trata de masajes de 35 minutos en estos casos.

Pero la estrella indiscutible es la experiencia ZEN, una hora que incluye distintos masajes y técnicas relajantes y de bienestar. Un placer para los sentidos, que puede ser un capricho puntual o formar parte de un trabajo complementario en épocas de estrés o ansiedad, o cuando se sufren problemas derivados de ello como el insomnio, algunos tipos de migrañas, urticaria, etc.

Saldrás flotando gracias a las siguientes técnicas:

  • Masaje relajante en espalda, cuello y parte posterior de las piernas con una mezcla descontracturante
  • Marmaterapia en cabeza, pecho y hombros. Se trata de una técnica milenaria de la medicina ayurvédica en la que se estimulan con las yemas de los dedos puntos concretos o marmas. Aunque es diferente y no usa agujas, mucha gente la considera la acupuntura ayurvédica.
  • Pranayama. Son ejercicios de respiración consciente que se realizan con aceites esenciales en difusión o en inhalación directa.
  • Masaje metamórfico. Una técnica sutil de caricias en las zonas reflejas del sistema nervioso central en pies, manos y cabeza. Lo explico un poco más más abajo.

Masaje metamórfico

Siempre que tengo que describir este masaje a alguien es inevitable que surja la palabra amor. Es una técnica tan sutil que parece una caricia, intercalando roces delicados con manipulaciones suaves en pies, manos y cabeza. Incluso cuando estás realizándolo, es necesario estar en un mood concreto para poder fluir y transmitir ese bienestar. Yo personalmente suelo realizar Ho’oponopono en mi mente; una técnica hawaiana que uso como un mantra centrado en el amor, la aceptación y la persona que está en la camilla. Así dejo que las manos bailen como saben, al son de una suave música instrumental con el sonido del latido fetal de fondo.

Las reacciones de la gente cuando termina la primera sesión de este masaje acaba son siempre parecidas: sonrisa somnolienta pero satisfecha, en la gloria, relajación máxima, ganas de repetir o de que siga otro ratito más.

Es una masaje que se da boca arriba, con ropa (ya que al ser pies, manos y cabeza sólo se requiere descalzarse) y con cero contraindicaciones. Una experiencia de bienestar profundo, adecuada para cualquier persona y para cualquier edad.

Esta técnica inicialmente se concibió para niños con necesidades especiales (usando terminologías más actuales sería para niños neurodivergentes, TEA, Síndrome de Down, parálisis cerebral, con discapacidad intelectual o retrasos en el desarrollo). Obviamente no con la idea de “curar” nada, sino ayudar con la gestión de alteraciones nerviosas o emocionales como la ansiedad, la hiperalerta, las sobrerrespuestas a estímulos o las alteraciones del sueño. Para estos casos lo que suelo hacer es formar a la familia para que puedan hacer una versión sencilla del masaje en casa, generalmente como un ritual antes de dormir.

Con el tiempo y debido a su efectividad favoreciendo el descanso y la relajación, también adultos y niños sin necesidades especiales quieren disfrutarlo. Especialmente se usa en los siguientes casos:

 

 

  • Personas en las que otros masajes suelen estar contraindicados, como en pacientes oncológicos. No sólo es un gustazo, sino que ayuda entre otras cosas con las lógicas alteraciones emocionales o favorece el descanso.
  • Embarazadas y bebés. En estos casos cambian ciertos detalles como el tiempo del masaje o el uso de aceites esenciales. Válido en cualquier caso, pero especialmente indicado si  están sufriendo alteraciones nerviosas, emocionales o del sueño.
  • Personas que están pasando por una época de estrés, ansiedad, hiperemotividad, alteraciones emocionales o problemas con el sueño.
  • Personas con patologías que empeoran con el estrés o que están relacionados con él, como urticaria, dermatitis, dolores de cabeza tensionales, palpitaciones, etc. 
  • Como complemento a tratamientos antiedad, ya que la piel está relacionada con el cerebro y el intestino (Brain-Skin Axis) y el estrés envejece más de lo que piensas.
  • Cualquier persona de cualquier edad que quiera regalarse 40 minutos de relajación, caricias y bienestar.

Bioactivador neurológico

Esta técnica es poco conocida aquí, aunque el pequeño martillo quiropráctico que se usa es una herramienta habitual en osteopatía. En este caso no se trata de un ajuste puntual en un par de puntos en un masaje, sino que se trata de un protocolo corporal en el que se estimulan las terminaciones nerviosas en las articulaciones de todo el cuerpo, desde la coronilla hasta los talones, por delante y por detrás.

Salvo el hioides todos nuestros huesos están relacionados entre sí y unidos a otros, con lo que un ajuste integral tiene que atender a todos ellos.

Sé que martillo suena fatal cuando lo lees, pero la realidad es que es una herramienta que no produce ningún dolor o impacto, sino un ligero empuje seco en puntos concretos. Este estímulo es tan rápido que el músculo o la fascia no llega a bloquear o ir en contra de el movimiento, con lo que no es nada lesivo ni molesto. En este protocolo nos apoyamos en la kinesiología y la palpación. Es tan suave que se puede aplicar en zona lesionadas, en personas mayores o incluso con osteoporosis. 

Se tarda más o menos una hora en total, y se realiza con la ropa y el calzado puestos. Se recomienda especialmente en personas con dolores articulares o musculares, sobre todo cuando son derivados de una mala postura o caminar. 

 

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